Cuando las cosas se ponen feas
La Europa de la defensa ha dejado de ser una bella idea para convertirse en una necesidad perentoria

La derrota también pertenece a la Unión Europea. Es de Estados Unidos y de la OTAN entera, pero afecta directamente a los 21 miembros de la UE que forman parte también de la Alianza y de forma conjunta a los 27 socios que sufren por igual las consecuencias de una salida tan precipitada de Afganistán. Si algo ha quedado demostrado durante este “verano afgano” definido por el alto representante de la Política Exterior, Josep Borrell, es la escasa consistencia geopolítica de la Comisión presidida por Ursula von der Leyen, sin capacidades militares ni siquiera para organizar una evacuación precipitada de los diplomáticos europeos desde un aeropuerto como el de Kabul.
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